Charlie Guzmán: “Julio Barreto fue el mejor sonero de Perú”
Charlie, quien ya alista su tercera producción, se declara admirador del fallecido cantante peruano. En cuanto a artistas de su país destaca a Rodrigo Mendoza, Orlando Watussi y Oscar D’ León.
Cosa de adolescentes. Charlie le escribía una canción a su compañera Kristellz Hernández y no atendía la clase de matemáticas. Con cautela, la profesora Zonia se le acercó y le quitó la hoja. Charlie no ha olvidado ese momento. Lo peor vendría minutos después. La profesora lo sacó al frente y le pidió que cante lo que había escrito. Avergonzado, Charlie tuvo que hacer caso. Al terminar, toda la clase lo aplaudió. Hasta Kristellz.
Hoy, en el 2023, en un restaurant de Caracas, Charlie recuerda con gracia aquella anécdota y concluye. «Mi hermano, ahí comprendí que cantar era lo mío. Cuando escuché esos primeros aplausos, dije, vaya, esto funciona”.
Desde aquel episodio hasta hoy, Charlie ha acumulado historias de todo tipo. Nacido en Caracas, pero criado en Mariara, el cantante le debe su formación al intenso apoyo de su madre y de su abuelo Mañongo, quien fue músico y trabajó 25 años con Oscar D’León. «Cuando digo que soy nieto de Mañongo, maravillosamente, se me abren las puertas”.
Pero más allá del valioso respaldo de Mañongo, en Charlie había -y hay- talento. Y sus virtudes las fue puliendo con los años. Pasó por el conservatorio de música y por intensas clases de canto. Su debut fue nada más y nada menos que con La Dimensión Latina que, en el 2005, estaba liderada por Rojitas y Joseíto. La orquesta pasaba por una serie de dificultades legales, pero en esencia esa era La Dimensión. Debutó en la mansión de La Barraca. Ahí empezó a construir su sueño.
Para Charlie cada bonita historia es un puñado de emociones juntas. Y una de ellas también es aquella que vivió junto a Rubén Blades improvisando en El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés. «Mi hermano, yo nunca me imaginé que eso iba pasar. Rubén fue el invitado de honor a esa audición del Sistema Nacional de Orquestas. Y de pronto, al oírnos tocar, se monta en la tarima. Eso no estaba previsto. Yo, respetuosamente, me puse a un lado para hacerle coros. Pero luego él me invita a sonear con él. Yo no lo podía creer. Fue uno de los momentos más importantes de mi vida”.
En las palabras de Charlie hay pasión salsera. Canta, pero también investiga. No oculta su admiración por Rodrigo Mendoza, Orlando Watussi, Ray Pérez y Oscar D’ León. Y, aunque en Perú no lo crean, también ha seguido de cerca algunos nombres de salseros de la tierra Inca.
«El tema ‘Quiéreme’ que interpreta Julio Barreto sonó mucho aquí. Y luego yo lo seguí cuando grabó con el Conjunto Clásico el Lp ‘El bautizo’. Ese disco lo he escuchado muchas, pero muchas veces. Admiro su forma de cantar. Yo creo, definitivamente que Julio Barreto fue el más grande sonero de Perú».
Otro cantante que admira Charlie es Antonio Cartagena. «Tiene discos que son una obra de arte. No sé por qué en Perú no le dan un buen reconocimiento. Es una gloria de la salsa de Perú», sostiene.
Charlie, a sus 32 años de edad, se ha ganado el cariño y respeto de artistas como Gilberto Santa Rosa. Los melómanos de Venezuela lo ven como el sonero de relevo, el que le tomará la posta a los mayores. Y Charlie sabe qué terreno está pisando. Es consciente también que le está tocando vivir una etapa difícil para la salsa, con ausencia de disqueras y en las que él mismo debe trabajar su marketing y promoción. No se rinde.
El cantante tiene dos álbumes grabados con su orquesta Odilere: ‘Nuestra historia’ y ‘Algo nuevo’. Asegura que este año grabará su tercera producción. Y así, como jugando, su talento lo está llevando a ganarse el corazón de su gente. Nos invita a conocer Mariara. Pero por asuntos de tiempo ya no pudimos llegar. Eso sí, lo acompañamos a la parroquia San Agustín y ahí coincidimos con Mauricio Silva, el notable pianista. Ellos se saludaron e improvisaron un rato en la calle. Es que Charlie suda salsa por los poros.
Antes de despedirnos le preguntamos ¿Y qué pasó con Kristellz? “Nunca me aceptó. Hoy somos grandes amigos. Lo que ella me dijo fue: chamo, pero si en esa época tú eras mal alumno, solo servías para la música…” (risas).