Orlando Chito De La Torre: delicada la salud del pionero de los salsódromos en Lima
Chito De La Torre integró la recordada selección México 70’, pero también incursionó en el negocio de los espectáculos y la música.

En una clínica limeña, Orlando Chito De La Torre está jugando el partido de su vida. La pasa muy mal. Pero tiene el aliento de su familia, amigos y acaso de esa hinchada del Sporting Cristal y de los amantes del fútbol. Chito fue uno de los artífices de la clasificación de Perú al Mundial de México 70’.
Pero ¿por qué hablamos de Chito en esta página salsera? Porque Chito también fue pionero de los salsódromos en Lima. Eloy Jáuregui, autor del libro Pa bravo yo, recuerda: «Al aguerrido defensa central de la selección peruana que participó en el campeonato mundial de México 1970, no le pudo ocurrir mejor idea, que una vez de retorno al Perú, fundar un restaurante criollo y de espectáculos Los Mundialistas».
Chito De La Torre abrió Los Mundialistas en un depósito ferretero, propiedad de Rómulo Olivos. Tras un acuerdo entre ambos, el sitio se convirtió en recinto de almuerzos y bailes. Al principio, solo desfilaban artistas de música criolla. Pero al poco tiempo, el eco salsero de Nueva York captó los oídos del deportista y decidió extender los bailes con la orquesta del trompetista Betto Villena. Ahí cambio la cosa.
El lugar se convirtió en el epicentro de la música latina en Lima. Mientras en la radio sonaba el programa salsero Hit Parade Latino de Jorge Eduardo Bancayán, en la pista de Los Mundialistas, los visitantes danzaban al ritmo de ‘Lluvia con nieve’.
Willy Porras, amante de la salsa y ex miembro de la Policía Nacional de Investigaciones, recuerda que a mediados de 1974, Chito le traspasa Los Mundialistas. La orquesta que reemplazó a Beto Villena fue el Combo de Loza de Carlos Nunura. Eso permitió que la salsa sobreviviera varios años más en el lugar. Y de aquello hay mucho qué contar.
Hoy, quien lucha por sobrevivir es Orlando Chito De La Torre. Busca sobreponerse a un derrame cerebral. Tiene 78 años de edad. Es una de las glorias del fútbol peruano. Pero es también quien puso la primera piedra en un salsódromo que hoy es leyenda entre los melómanos.
En su barrio de Palomino se le extraña. Hace falta verlo caminar, soltando una carcajada, una historia o haciendo una finta a la vida. Y con sabor.