Fernando Sánchez, una vida al ritmo del vinilo

El vinilo está de vuelta. “Discos de salsa, cumbia y rock es lo que más consumen los melómanos limeños”, asegura Fernando Sánchez, quien empezó en el negocio hace más de 40 años y no salió nunca. Aquí una crónica de la visita que le hice a su bunker en Carabayllo, lugar que un coleccionista podría definir como espacio de culto.

Fernando Sánchez nunca se imaginó que iniciar una colección de vinilos se convertiría en el sustento de él y de su familia. (Foto Salserísimo Perú)

Era miércoles 29 de junio. Día importantísimo en el calendario salsero por conmemorarse un aniversario más del ascenso del Cantante de los Cantantes, Héctor Lavoe, a la inmortalidad. Para suerte nuestra, de los peruanos, es fecha no laborable. San Pedro y San Pablo se suman al homenaje a Lavoe. Y Martín ya me esperaba en Brígida Silva de Ochoa, avenida donde se ubicó la antigua Feria del Hogar, para enrumbar al cono norte de Lima.



Nuestro guía fue Hugo Navarro. Un maestro. Conocedor de muchas historias alrededor de la música hecha en Perú por las décadas del 70 y 80, a quien recogimos minutos después de iniciada la travesía. Él fue nuestro puente con Fernando Sánchez, su compadre y amigo, casi hermano, a quien conoció más de 30 años atrás, cuando le compró un vinilo en La Colmena.

La ruta de casi hora y media se pasó volando, hablando de anécdotas y personajes que llegaron al bunker de Fernando Sánchez para conocer su colección. En lo personal, tuve gran expectativa por este encuentro. Aparte de sus importantes referencias de melómanos de Perú y Colombia, presentí que el lugar tendría algo mágico y especial. Y así fue.



De izquierda a derecha, Hugo Navarro, Fernando Sánchez y Martín Gómez. (Foto: Salserísimo Perú)

El cuarto

A la altura del Parque Zonal Manco Cápac de Carabayllo está la casa de Fernando Sánchez. Un barrio sencillo, con gente emprendedora y mucho sabor. Ingredientes básicos para formar la mejor rumba. Llegamos y empezó a sonar ‘Descarga 2,000’ de Melcochita y sus Astronautas. Sello MAG. 45RPM de 7 pulgadas. Una joya para los melómanos y conocedores. Y detrás de la música, el anfitrión.



Fernando Sánchez nos recibe con un fuerte abrazo y Hugo me presenta. A Martín ya lo conocía, así que nos invita a pasar. Entonces veo el primer LP de Alfredito Linares, ubicado en uno de los estantes, entre cientos de discos más. Y en otro lado a Johnny Mara y su ‘Tumba la caña jibarito’. Otra joya que hoy puedo escuchar en mi casa mientras redacto estas líneas.

Desde que ingresé solo vi paredes con estantes llenos de vinilos. No podría decir exactamente cuántos, pero si calculo rápido podrían ser 10 mil, entre longplays y discos de 45. La misma cifra que, en algún momento, Fernando recibió en soles por un solo disco de Melcochita.

Víctor, uno de los hijos de Fernando, estuvo programando la música de fondo. Solo goles se escucharon en esas 4 horas de intensa tertulia y goce. Seguro muchos de estos éxitos los podrán escuchar el 17 de julio, en el mismo lugar, ya que las puertas de esta vivienda estarán abiertas para el público en general. Pero eso se los cuento más adelante.



Fernando revisa un LP de Alfredito Linares, uno de los músicos más importantes nacido en Perú y que radica en Colombia. (Foto: Salserísimo Perú)

Echando pa’lante 

Ya entrado en confianza empiezo a conversar con Fernando y este me cuenta cómo inició a finales de 1979, todavía adolescente, con la venta de discos de vinilo. «Yo empecé comprando discos de vinilo para mí, pero me enteré que iba a ser papá. Mis viejos me chotearon y lo único que tenía era 10 elepés de rock que los adoraba. Entre ellos había de Led Zeppelin, Deep Purple, Grand Funk…«, contó aclarando que no eran poca cosa y prosiguió. «Y entonces, por la necesidad, me fui a la Plaza San Martín a vender mis discos. Me pagaron 10 soles por uno y en eso llegaron a ofrecerme un lotecito de vinilos. Al preguntar cuánto querían me respondieron 5 soles por todo y ahí dije: «ah, esto es un negocio». Y ya pasaron más de 40 años».



Desde que empezó en la Plaza San Martín hasta hoy, que tiene su negocio en el céntrico jirón Quilca para los coleccionistas, Fernando pasó por muchos lugares como informal. Primero lo botaron hacia la avenida Abancay donde habían otros vendedores, luego los empujaron al Parque Universitario y, posteriormente, terminaron en La Colmena. Punto importante en su trayectoria como melómano, ya que aquí tuvo su encuentro con la salsa.

«Me gustaba el rock porque lo pasaban en FM. En ese momento salsa solo había en AM y no me gustaba el sonido. Un día un amigo que me ayudaba, Marlon, me dice que había llegado un carro a ofrecer discos de salsa importados. Fui y compré el lote que tenía como 50 vinilos entre los que había de Eddie Palmieri, Ray Barretto y Fania All Stars. Con la intención de probarlos antes de venderlos me los llevé a mi casa, donde pude probarlos con mi equipo estéreo. Ahí me jodí. Me encantó y me quedé con 40″.

Fernando Sánchez y su hijo Víctor, con un 45 de Johnny Mara y su ‘Tumba la caña jibarito’. (Foto: Salserísimo Perú)



Desde ese día en adelante la vida de Fernando cambió. Cuando llegaba en las mañanas a empezar con su jornada barría los puestos de sus colegas para ver si había algún disco de Palmieri exhibido en el piso. Hugo Navarro recuerda la vez en que, comprando todo lo que encontraba del Sol de la Música Latina, le dijo: «Palmieri no merece estar en el suelo». Y así se volvió un especialista en el pianista. Quien quería un disco del Rompeteclas debía ir a su puesto. Sí o sí.

Por su carreta en La Colmena pasaron varios amigos de Salserísimo. Omar Córdova, por ejemplo, de la Descarga en el Barrio, quien todavía en el colegio daba su vueltas para comprar discos y algunas veces lo apoyaba con sus ventas. O Rigoberto Villalta, El Malo, que empezó comprándole discos de Richie Ray y le pedía que se los separara. «Tiempo después ya empezó a buscar de Ray Barretto», recuerda Fernando con nostalgia.



Pero de ese tiempo hasta hoy no todo fue fácil. También eran tiempos de cassette y luego, después de los 90′, se  posicionaría el disco compacto. «Había días que no había para comer. Aún así nunca me pasé al CD, cuando muchos otros lo hicieron. Lo respeto y entiendo. Pero yo siempre vendí solo vinilos y, en los malos tiempos, hasta me buscaron del extranjero por esto», dice orgulloso. Y a la pregunta de cuál fue el disco más raro que consiguió y vendió me respondió que fue de Melcochita, uno de los tantos que este grabó en Estados Unidos. «Un extranjero me pagó lo que hoy es el equivalente a 10 mil soles (3 mil dólares aproximadamente) por ese disco. Nunca más lo he vuelto a ver».

Fernando revisando uno de los miles de discos que tiene en su casa. Nada menos que del Sexteto Juventud. (Foto: Salserísimo Perú)

Un puesto vacante

Pero ya pasada la tormenta y con el disco de vuelta en el mercado, Fernando Sánchez ya no está solo en el negocio. Lo que empezó él mismo por el nacimiento de su primer hijo, hoy se ha convertido en un negocio familiar que va desde la venta de discos de acetato en Quilca, hasta la fabricación de cajas para exportar los vinilos.



Su hijo Víctor, por ejemplo, es quien se encarga de la venta de discos de 7 pulgadas por Internet. Así, mientras Fernando vende elepés desde 10 soles en el centro de Lima, su heredero maneja -en su mayoría- las joyas de 45RPM que se venden hasta en dólares. Como la de Papo y su Combo que incluye ‘Melina’ (canción tan querida por el equipo de Salserísimo) y que se la cambié por uno de Los Michigan. A esto me refería cuando mencioné el presentimiento sobre por qué debía darse este encuentro. Este disco lo busqué por meses y, sin querer, ahí lo encontré.

No solo eso. Como el mercado principal de Víctor es el extranjero (ya que buscan mucho la música psicodélica que se hizo acá), creó la marca Discoleando que realizará un evento importante este 17 de julio en Carabayllo. Los detalles para llegar los pueden pedir en este teléfono: 946894159 o viendo la referencia en el flyer ubicado en la parte final de esta crónica.

Así como Víctor se desempeña en eso, su esposa Jessica ve todo el manejo marketero en las redes sociales, publicidad y demás. Su hermana ve la elaboración de cajas para la exportación de discos al extranjero y su hermano mayor, Henry, por quien empezó el negocio a finales de los setentas, se encarga de darles el soporte en sistemas a todos. Un equipo completo.



Los integrantes de la familia de Fernando, detrás del negocio del vinilo. (Foto: Salserísimo Perú)

Óyelo que te conviene

Con el tema ‘Justicia’ de fondo de Palmieri, Fernando me cuenta sobre cómo se siente ahora y lo que viene para el disco de vinilo. Está feliz con el momento que vive y no le encuentra el gusto a las reediciones, aunque sabe que «se viene la época de estas».

«Yo nunca voy a vender reediciones, yo prefiero el disco de época», dice. Hace una pausa y retoma. «La mayoría en Lima busca discos de cumbia psicodélica, rock psicodélico y salsa; mientras que en provincia, Arequipa por ejemplo, buscan valses, pasillos, tangos y música criolla. Y de eso casi no vas a encontrar reediciones. Además, la calidad del disco de época es superior. Tú compras un disco de época y si quieres venderlo te pagan casi lo mismo. En cambio, si compras una reedición a 100 soles lo más probable es que te quieran dar 30. Hay que tener en cuenta que si sacan reedición de un disco, el de época toma más valor y su precio se eleva».



Fernando explica que el mercado ya no es como antes. Cuestiona a los que venden un disco sin haberlo escuchado y agrega: «Yo nunca le pregunté a nadie cuánto cuesta un disco. Todo lo que yo vendí lo escuché primero, sean 100 o 200 discos de huayno, cumbia o música criolla. Yo les ponía su precio de acuerdo a mis gustos. Si me enganchaba era bueno, si no, no era bueno. Así aprendí a vender y nunca me falló».

Fernando no se cierra a ningún gusto musical. Pero la salsa, sin duda, tiene un lugar especial en su corazón. (Foto: Salserísimo Perú)

Hoy Fernando guarda algunos discos, que en otras ocasiones vendió, para su colección. Sabe que hay muchos que, por lo escasos que están, podría no volver a encontrar. «De la Súper Típica de Estrellas y Zaperoco, por ejemplo», nos dice y cuenta. «Hubo una época, en los noventas, en que yo tenía en una carretilla cerca de 3 mil discos, donde también estaba mi colección. Un día fui al depósito para sacarlos y no estaban. Se los robaron todos. A la semana llegaron a ofrecer algunos a donde yo vendía, agarré a los ladrones y por más que fui más de una vez a la comisaría nunca los recuperé. Vino la época de crisis y fue más difícil dedicarme a coleccionar».



Aun así, Fernando se siente afortunado de haber tenido la oportunidad de vivir de lo que le gusta, escuchar música. Él se considera abierto a todas las propuestas musicales. Se deja llevar por su estado de ánimo. A veces se levanta con ganas de escuchar cumbia, otras rock, así como salsa. Pero lo que sí asegura es que nunca deja de aprender. Y cierra la entrevista con algo que puede poner a pensar a cualquier coleccionista local: «Muchos creen que la prensa peruana es mala en comparación con la extranjera. Pero yo he tenido los primero discos de Palmieri que salieron acá para el sello MAG y tenía sus ediciones americanas. Estoy hablando de discos nuevos. Y prefería la edición nacional, su calidad era mucho mejor».

Un día bonito

Terminada la entrevista lo que toca es compartir. Mientras Fernando y yo hablábamos, Hugo preparó un cebiche memorable. «No hay ceviche bueno después de 5 minutos», nos dice e invita a pasar a la mesa. De fondo suena ‘Vamo’ a reír un poco’ con Héctor Lavoe siempre inquieto. Un pequeño homenaje al más grande.



Terminamos la comida y, para bajarla, Víctor pone La Macarena de Rey Roig. Se soltaron los caballos, como diría el Flaco de Oro. Martín e Yrma, actual pareja de Fernando, salen al ruedo. Un duelo que termina entre aplausos y risas. Nos vamos despidiendo. El muchachito y yo subimos al auto como dos Sánchez más, con ruta al primer puerto, a nuestro querido Callao.

Yrma reta a Martín y este responde con un divertido pasito de baile…(pronto el video) (Foto: Salserísimo Perú)



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