Frank Griffiths: “Héctor Lavoe era la antítesis del típico cantante salsero” [VIDEO]

Brujo y experto en tomar el pelo. Esa es la idea con la que se quedó el alto ejecutivo de la Feria del Hogar luego de conocer al Cantante de los Cantantes.

Frank Griffiths y Jorge Fernández trabajan juntos desde hace más de treinta años. Una dupla sin igual. (Foto: Antonio Alvarez F./Salserísimo Perú)

Frank Griffiths y Jorge Fernández trabajan juntos desde hace más de treinta años. Una dupla sin igual. (Foto: Antonio Alvarez F./Salserísimo Perú)

Por: Martín Gómez V.



“Tú estás en peligro de muerte”, le dijo Héctor Lavoe a Frank Griffiths. Y este quedó paralizado. No podía creer que una persona que acababa de conocer le dijera eso. En ese momento, el gerente de Producción de la Feria del Hogar atravesaba por una situación muy delicada en su familia. Uno de sus sobrinos había sido secuestrado y él estaba en plenas negociaciones con los captores.

“Nadie sabía lo que estábamos pasando. Incluso, cuando me preguntaban que habían tales rumores (lo del secuestro), yo les decía que no, que acababa de ver a mi sobrino yendo al colegio con el uniforme. Inventaba cualquier cosa”. Pero eran días difíciles. Por eso, Frank se impresionó cuando Lavoe, el primer día del ensayo, cuando apenas se habían saludado, en conversación a solas, por pedido de Héctor, le dijo eso sin reparos.



Pero Héctor tenía otra novedad para Frank. “Mira, aquí me han contratado por seis días. Yo nunca voy a cantar seis días. Tú sabes que yo tengo mis cosas. Te cantaré la primera noche y después no sé. Es que así soy”. Frank sudaba frío, pero decidió esperar el debut para observar si había química entre el cantante y el público peruano. Y así, quizás, Lavoe se anime a cantar la segunda noche.

Luego de ese show inicial, Frank le dijo a Héctor: “Haz puesto al público pero alucinado”. Y Lavoe le respondió: “sí, estoy muy contento, pero, ya sabes, mañana no vengo”. Mientras tanto, Jorge Fernández solo le decía a Frank: “tú tranquilo”.



El ejecutivo cuenta que Lavoe le diría luego: “te estoy haciendo dos conciertos, pero tres cuatro cinco y seis, no”. Así lo tuvo todos esos días. Sin embargo, el boricua cantó y se presentó muy bien y sin problemas cada noche pactada. Le había estado tomando el pelo. Ese era el Héctor bromista y que Frank recién descubría.

Cuando terminó todo, el último día y poco antes de que Lavoe se fuera al aeropuerto, este le pidió a Jorge Fernández que quería despedirse de Griffiths. “Yo estaba en una reunión en mi casa, había invitado a unas amistades celebrando el éxito de la feria. De pronto, tocan el timbre y el mayordomo me dice: “señor, es Héctor Lavoe”. Yo salgo y lo veo en la puerta. Detrás de él estaba Jorge Fernández, quien me hacía señales para que lo atienda rápido porque si no perderían el vuelo”.



Frank cuenta que Héctor ingresó, saludó y pidió a los invitados que, por favor, se retiraran un poquito, que tenía algo que conversar con el dueño de la casa. Y esto fue lo que le dijo: “El peligro de muerte sigue. Te cumplí las seis veces. Yo nunca he bailado en mi vida”. Y sonrió. El breve diálogo entre ambos se cerró con un abrazo muy fuerte.

Frank nunca volvió a ver a Héctor, pero esos días fueron suficientes para entender de quién se trataba. Lo define como un genio loco y con un talento fuera de serie. En su opinión Héctor no era el típico salsero con imagen de hombre tropical, divertido y guapo. Lavoe era la antítesis de eso. Era un flaquito, que no era garboso, que no tenía una gran pinta. Pero cantaba y se acababa el mundo.





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