Ismael Rivera, sus mascotas y las heliconias
El mural ‘Maelo y las heliconias’ inaugurado en la Fundación que lleva su nombre, nos animó a revisar la otra faceta del Sonero Mayor: la que amaba a los animales y a la naturaleza.
Por: Antonio Alvarez F.
Quien haya escuchado el clásico ‘No soy para ti’ de Ismael Rivera, quizá haya pensado que en la frase ‘Maribelenba dime quién te dijo a ti que yo iba a querer a una mujer de tu proceder’, el Sonero Mayor se refería a una muchacha (mujer). Lo mismo en ‘Belenba estás equivocada, ecuajey’.
Pues estaban equivocados: la dedicatoria era para sus mascotas. Ismael Rivera tuvo a lo largo de su vida muchos animales, en especial perros, a los que amaba y trataba como parte de su familia. Dos de ellos se llamaron Guá y Maribelén, según contó su hermana Ivelisse Rivera, a Salserísimo Perú.
Ismael nombra a Guá en la canción ‘El que no sufre no vive’ cuando dice: ‘Fíjate Guá cómo camina’. Guá era un pequinés con pelaje crema que murió cuando apenas tenía 4 años. De Maribelén (a quien Maelo cambia de nombre a Maribelemba o Belemba en sus soneos), Ivelisse no se acuerda mucho.
El gran Pepe
Pero ellos no fueron los únicos. Maelo también tuvo a Salchicha, Bendito, Liberato y Pepe. A muchos de ellos los recogió de la calle y les dio la oportunidad de tener un hogar. Cuenta Ivelisse que Pepe -un chihuahua- fue muy especial para el Sonero Mayor.
“Pepe era un chihuahua, aunque ahora que recuerdo era medio sato (cruzado). Tenía su mujer, tenía una compañera con quien vivía en casa de mami. Mami lo había amarrado para que no se escape porque ya estaba ciego, tenía como 12 o 14 años, pero Ismael decía que los animales -como los hombres- debían ser libres y que no podían estar atados y que si se salía igual su instinto lo haría volver”, cuenta vía telefónica.
Ismael insistió tanto a doña Margot, su madre, que ella terminó por soltarlo. Y Pepe, como cual mascota lo haría, salió de casa. Pasaron las horas y más horas, pero no volvía. Ismael llegó del trabajo y cuando preguntó por Pepe, este no había retornado. En adelante, todo fue preocupación.
“Recuerdo que Ismael se montó en el carro e iba gritando por la calle ‘¡Pepe!, ¡Pepe!’, a ver si se aparecía, pero nada. Pepe nunca más volvió. Mami decía: ‘no le voy a reclamar nada porque fíjate cómo está tu hermano por Pepe’. Y así fue, Ismael cómo sufrió cuando Pepe se perdió”, nos cuenta Ivelisse.
Pero como en el caso de Guá y Maribelén, Maelo también decidió inmortalizar a Pepe en una de sus canciones. Lo hizo en ‘Mi jaragual’ cuando canta: “Oye pero que allí tendré mi caballo / y ron de la tierra para beber / cantando mi canción al viento / y a Gladis que es mi mujer y Pepe que es mi perro”.
Las heliconias y Maelo
En ese mismo patio de la casa de la calle Calma donde Maelo jugaba con Pepe, se empezó a sembrar heliconias, plantas coloridas que el sonero plantaba con mucha dedicación. Estas son unas plantas tropicales que producen flores carnosas de intenso color y que en la santería se vinculan al poder de algunos orishas.
Precisamente, este otro aspecto del Brujo de Borinquen inspiró al artista puertorriqueño Rafael Trelles a pintar el mural ‘Maelo y las Heliconias’. Esta labor contó con el apoyo del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Puerto Rico en un acuerdo con la Fundación Ismael Rivera.
La pieza se trabajó el domingo 20 de agosto del 2017 y está ubicada frente a las heliconias, en uno de los muros del patio.
En la casa de la calle Calma, Maelo residió en muchos momentos de su vida junto a su madre y parientes hasta que falleció el 13 de mayo de 1987. Ahí se estableció hace más de 20 años la Fundación Ismael Rivera, que preside Ivelise Rivera y donde se conservan valiosos objetos personales del cantante, del Rey Maelo. ¡Ecuajey!
Y que es de «Ton ton Canelo»?