Leonardo Paiva, pionero del trombón salsero en Perú

En 1965, Leonardo Paiva ingresó a la Banda de Músicos de la Marina de Guerra. Y ese mismo año, se sumó a la línea de trombones de Papo y su Combo Sabroso. Esta es su historia.

De izquierda a derecha, Leonardo Paiva es el tercero de la primera fila. Esta toma fue en los Estados Unidos, cuando viajó con La Clave de Cuchi Collantes. (Foto: FB Leonardo Paiva)

En su casa de Villa El Salvador, al teléfono, Leonardo Paiva recuerda cómo el Callao se convirtió en un lugar de especial trascendencia en su vida. Todo empezó en 1965, cuando llegó desde Talara, Piura, para buscar una oportunidad en la capital.

Lo acogió un cuartito de la avenida Venezuela, en el puerto. Estaba solo y no conocía a nadie. Eso no lo amilanó. Consiguió empleo en una fábrica de bolicheras y embarcaciones pequeñas. Pero pasaron los días y él quería otra cosa. En Piura, desde adolescente, su mundo había sido la música. Tocaba trombón. ¿Dónde podría conseguir trabajo? En la Banda de Músicos de la Marina de Guerra, pensó.



En ese momento, el Callao vivía el mejor momento de la etapa presalsa. Bares como El Sabroso, El Mollendino o El Marino marcaban la pauta. En el otro carril de la diversión -copetineras incluidas- estaban el Happy Land, American Bar o El Blue Moon. El puerto bailaba de día y de noche.

Lluvia / nieve / Lluvia / con nieve

(Lp Que Gente Averigua – Mon Rivera – Sello Alegre, 1961)

El trombón majadero de Mon Rivera sofocaba los bares del Callao. Y el joven Leonardo apuraba el paso para intentar salir de aquella fábrica de bolicheras. Él no estaba para eso. En definitiva, lo suyo era la música.

Por cosas de la vida, conoció a un integrante de la Banda de Músicos de la Marina de Guerra. Y él le sugirió que se presente en la sede de la Escuela Naval, en La Punta. Esta persona lo recomendó con el director de la banda. Así que Paiva se animó y acudió al lugar. Todo ocurrió un lunes del mes de junio. Cuando ingresó al recinto justo la banda ensayaba en el auditorio. Se presentó ante el maestro Armando Sánchez Málaga, director de la banda. Él mismo le tomó un examen. Paiva, aprobó.

“En ese momento, el director me llevó a la oficina del Comandante General a solicitarle que necesitaba mis servicios en la banda de músicos. Yo no lo podía creer. Sentí que tenía a Dios a mi lado”.



Además del soporte económico que necesitaba, la Banda de Músicos de la Marina de Guerra fue para Paiva un gran lugar de aprendizaje. Su vida cambió por completo. Ingresó como Oficial de Mar de Tercera. ¿Anécdotas? Muchas. Pero recuerda con cariño especial su primera gran travesía. “En el crucero Independencia hicimos un viaje a Japón. Ese buque había sido utilizado por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Era impresionante. Tocamos un repertorio muy variado, desde marchas y bailables tropicales hasta marineras. Esa experiencia fue una de las cosas más lindas que me pasó”.

Pionero de la salsa

Pero si su talento logró que ganara un lugar de respeto dentro de la Marina de Guerra, hoy también se le vincula con la historia de la salsa en Perú. Eso ocurrió, curiosamente, ese mismo año: 1965.

Un día su colega Víctor Pireta le contó que Ernesto Menéndez Lema, conocido como Papo, estaba buscando un trombonista para su orquesta, la primera agrupación con formato de trombones del Callao y que no existía ni en Lima ni en ningún lugar del Perú.



“Papo había tenido problemas con un trombonista que pertenecía a la Policía y faltaba con frecuencia a los ensayos y tocadas”. Por eso, decidió que los tres trombones fueran de La Marina. Así no se cruzaban las agendas.

Paiva estaba feliz con la idea, pero asomó un problema: no tenía el instrumento. Pireta habló con el director de la Banda de Músicos para que le presten un trombón y asunto arreglado. Así llegó Paiva a Papo y su Combo Sabroso.



Este hecho fortuito colocó a la Marina dentro de la historia de la salsa. En 1965, que es la mejor época de Papo y su Combo, los tres trombonistas eran parte de la Armada: Víctor Pireta, Hermenegildo Castillo y Leonardo Paiva. La artillería de Papo estaba lista para cosas grandes.

El rey ya llegó / sonando / los cueros

Papo y su Combo Sabroso – sello Virrey

En adelante, Paiva tocó con Papo en todo el circuito presalsa que se vivió en el Callao y también en Lima. “Empecé como tercer trombón. A la semana pasé a ser segundo trombón. Y casi al mes ya estaba como primer trombón. A mí me daba un poco de pena, pues Pireta y Castillo eran músicos de más trayectoria y mis superiores en La Marina. Pero esa era la orden de Papo y todos acatábamos”.

Paiva grabó los números ‘El rey’ y ‘Melina’, que fueron éxitos en su época. También el famoso álbum de Papo para el sello Virrey. Y habla con admiración del músico chalaco. “Trabajé cinco años con Papo. Y cuando le dije que me iba porque Beto Villena me había ofrecido un pago más atractivo, no se molestó. Por el contrario, me dijo que en la orquesta siempre tendría las puertas abiertas. Ese era Papo”.

A inicios de 1970 se fue a tocar con Beto Villena y fue testigo de cómo el restaurant Los Mundialistas se convirtió en punto de encuentro de la naciente comunidad salsera de Lima. Ya luego vino su etapa con el Combo de Loza. Y años más tarde, en 1993, viajó a Nueva York con La Clave de Alfonso Collantes. En Estados Unidos se quedó 18 años y fijó residencia en Los Angeles.

Fueron años de lucha lejos de la familia. Pero Paiva siempre asumió sacrificios por el bien de los suyos. Aunque el destino, muchas veces, no reconozca eso. La sombra de la desgracia asomó en 2012. Ese año el sonido fiero de su trombón tocó su melodía más triste. Una llamada telefónica lo alertó que debía regresar al Perú. Su hijo Miguel Martín, quien también tocaba trombón, enfrentaba una dura batalla contra la diabetes. Paiva no lo podía creer. Su hijo, finalmente, falleció. Allí decidió retornar para siempre a Perú.

A Paivita le quedan tres hijos y la mirada dulce de su esposa Luzmila. Él no calcula el respeto que le tiene el salsero que hurga en su historia. No conserva los discos que grabó, aunque sí quisiera tener en sus manos al menos uno de esos Lps.Le cuento que los melómanos hoy realizan audiciones y muchas veces su trombón es protagonista. “Claro, seguro deben ser las canciones que grabé con Papo y también con Enrique Lynch…”, explica.

En enero, Paiva cumplirá 80 años de edad. Su voz pausada al teléfono contrasta con el ambiente intenso que le tocó vivir a mediados de los años 60’ en el Callao. En su voz hay agradecimiento para la Marina de Guerra por la increíble oportunidad que le dio. Y, sorprendido, también agradece a los salseros que se acuerdan de él.

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