Emoción y pasión en Las Leyendas Vivas de la Salsa

Más de 7 mil personas gozaron con La Libertad de México así como con Bobby Valentín y Fuego 77.

La Libertad de México era una de las orquestas más esperadas de la noche. (Foto: Martín Gómez)

Los salseros diferentes lo hicieron otra vez. La séptima edición de Las Leyendas Vivas de la Salsa se convirtió en el punto de encuentro de las más distintas emociones. Porque el salsero busca algo más. Y este festival tiene su condimento especial. Es sui generis.

A las 7 de la noche del 22 de abril, como hormigas en busca de su alimento, centenares de aficionados fueron tomando La Macarena. Paisas salseros, bogotanos y caleños lideraron la ruta. Pero también combos de Perú, Ecuador y, en especial, de México. Esta edición fue histórica para los aztecas. El grupo La Libertad tocó por primera vez en Colombia. Motivo suficiente para el orgullo desbordado del mexicano salsero.

Una antesala de lujo con La Llave abrió los fuegos. Latinjazz para el oído exigente. Enseguida Johnny Vega, con vistoso sombrero, subió a la tarima con la historia de La Muralla. Avísale. Y avísale al combo que el ron Viejo de Caldas más barato cuesta 180 mil pesos. ¡No olvide el hielo, señora!

Cada artista y cada orquesta tuvo su momento más explosivo o acaso el más emotivo. La Libertad de México reunió ambos. La mítica banda azteca que en los años 70′ grabó para Fania, por fin, tocó en suelo sudamericano. Orgullo para los fanáticos mexicanos que viajaron desde su país. Satisfacción la de David Guzmán, quien fue clave en esta gesta.

Armando Gallegos, timbal y líder; Arcadio Gallegos, congas; y Ramón Gallegos, bongó. En la delantera,  Santiago Aguilar, Toño Peregrino y Martín Moreno. Todos hicieron historia.

Abrieron con ‘Metiendo mano a la salsa’ y empalmaron con ‘Te vas a acordar de mi’. Ojos aguados. Miles de gargantas acompañando el coro. Y a bailar con ‘Rumbamba’ y ‘Mi Ritmo sabroso’. No podían faltar ‘Oye Mi Dios’, que es un himno de La Libertad, composición de Santiago Aguilar. Precisamente, el cantante aprovechó para saludar a sus hijos que viajaron con él a Colombia. No era para menos. Cuando muchos quizás no tenían en su radar salsero a una orquesta de México, ahí apareció La Libertad para reclamar un lugar de respeto. Ellos cerraron con Guaguancó de la hermandad y Yo sigo pa lante.

Fuego 77, con Frankie Vázquez y su primo David Sánchez en la delantera, le cumplieron el sueño a muchos. Juan Núñez, cantante peruano que estuvo en los coros, cumplió su propio sueño.

David Sánchez lució de plateado y con espejuelos. Hace un año atrás quizás ni se imaginó esta experiencia. Fuego 77 no está en actividad. Es de esas bandas rescatadas por Edgar Berrío, el creador del Festival.

Horas antes, Frankie nos confesó que guardaba pocos recuerdos de esa época. El tiempo pasa. Y el melómano a veces pregunta por el más mínimo detalle.

El bloque de Fuego 77 fue presentado por Izzy Sanabria. Grandilocuente y ocurrente. Lo de Izzy fue un show aparte. Él explica el nacimiento de la salsa a su manera. Su guion boricua afincado en Nueva York respalda su tesis. El público aplaude rendido. Izzy se marcha feliz. Parece un personaje creado por la imaginación. Pero tiene vida y respira salsa.

Después de Fuego 77, regresó Izzy para presentar a Bobby Valentín, uno de los artistas más aplaudidos de la noche. Quedé ronco con ‘Cantaré con una orquesta’ y ‘Total para nada’. Bobby estuvo brillante. La Macarena se rindió.

Luego llegó el turno del trompetista Nelson Feliciano. Subió junto a Jorge Maldonado. ‘La cinta verde’ la tocaron dos veces. Las dos veces fue gozada. Jorge parece adaptarse con facilidad a cualquier fornato. Puede cantar en una charanga como en una sonora. Y lo hace con maestría. Canta ‘En el balcón aquel’ y el ron se dispara en los menudos vasos de plástico. El maestro Nelson Feliciano, que fue músico de la Sonora Matancera, El Gran Combo y la Sonora Ponceña, acompaña muy sobrio. Es un artista con historia y él sabe lo que vale.

El cierre del festival fue con Carlos Ramos, quien en los años 70′ tuvo su orquesta Fuego. Él no cantaba en una tarima salsera hace cuarenta años. Edgar Berrío lo rescató para Las Leyendas. Repertorio underground. Con un poco más de ensayo, su actuación pudo lucir mejor. Ramos se marchó y dejó todo listo para ese ventarrón de trombones que lidera Dewell Narváez.

Tras varios minutos de espera, Dewell descargó. ‘Sabiduría’ volvió a desatar emociones. ‘Vamo a gozar’ fue interpretada por Frankie Vázquez y Julio Salgado, cantantes originales de este número grabado en 2013. José Mangual Jr. actuó como invitado en esta canción. En los coros, Renzo Padilla y Papote Jiménez hicieron lo suyo. El resro de números corrieron a cargo de Armando Vázquez, vocalista histórico de la orquesta.

¿Quedamos satisfechos con la Narváez? Quizás muchos coincidan que faltó un poco para culminar en un climax brutal. Al cierre de esta crónica, Dewell ha dicho que la organización no manejó bien los tiempos y que estos problemas impactaron en su performance. Berrío, por su lado, ha manifestado que en cada show de gran envergadura siempre habrá un margen de error, pero que nunca hay mala intención. Desde esta orilla, nos quedamos con la imagen de un salsero -con su valija- abrazándose a otro y prometiéndole regresar el próximo año. La salsa de Las Leyendas debe continuar.

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