Maykel Blanco: Cuba es padre y madre de la salsa
El líder de la Salsa Mayor aguarda con optimismo que el Festival de la Salsa en Cuba pueda realizarse sin dificultades el próximo año.
Hoy mucho se habla del Interferón que se produce en Cuba. Dicen que es una gran alternativa para enfrentar el COVID-19 en su primera fase. Esto seguro también ha llegado a oídos del músico Maykel Blanco, quien en tiempos de pandemia, en un rincón de su casa, en Miramar, en La Habana, aprovecha el tiempo para crear nuevas canciones. Disfruta con holgura de su esposa y sus tres hijos.
Maykel nació en 1981, precisamente el mismo año que Cuba produce su primer Interferón y da un paso trascendental en el mundo de la biotecnología médica. ¿Coincidencia? La analogía cae por sí sola. Claro, lo de Maykel es una fórmula concentrada para vencer la apatía o el aburrimiento. Y sus fanáticos lo saben. Él también.
La pandemia ha paralizado el mundo. ¿Qué sensación te deja esto?
En Cuba también está afectando. Y todo. En la rama mía, que es la música como tal, hay una afectación grande. No hay presentaciones y prácticamente todas las giras y todo lo que teníamos planificado para este año está postergándose para otro momento o para el próximo año, en fin.
Todo es sumamente delicado…
Sí, es una situación que está acabando con muchas vidas humanas y tenemos que pensar, sobre todo, en cómo solucionar o cómo salir de esta situación. Pero lo más importante es que se salga…
En tu caso ¿qué estás haciendo estos días?
En lo que resta del año, hay que aprovechar el tiempo lo mejor posible y en las cosas que se pueden ir adelantando. Yo, por ejemplo, en el estudio de mi casa estoy avanzando muchas grabaciones, estoy componiendo mucho y hay que ver los próximos meses cómo pintan. Y, además, le estoy dando más de tiempo a la familia que uno, por el trabajo, generalmente, no puede. Por eso, el tiempo lo estoy aprovechando lo mejor posible.
¿Tus amigos más cercanos son los del ambiente musical?
Yo coincido con aquello de que sobran los dedos de las manos para contar los amigos. Creo que la vida te da muy pocos amigos, reales, sinceros, de corazón. Creo que tengo algunos amigos músicos, pero lo que se llama ‘amigos-amigos’, sí son pocos. Y en la música, por lo general, el ego funciona mucho. Creo que mis amigos de verdad vienen de la etapa del estudio, de la secundaria.
Lo del nombre de tu orquesta fue algo casi fortuito…
Sí, yo heredé el nombre Salsa Mayor, porque mi orquesta se iba a llamar Suprema Ley. Pero, por distintos motivos, no se daba la oportunidad de trabajar con ese nombre y fue ahí que Javier Sotomayor -famoso atleta cubano- me cedió el nombre. Hicimos una alianza. Ahora, él está enfocado en lo suyo y tenemos una relación de amistad. Él es un fanático de la orquesta.
En tu opinión, ¿cuál es el rasgo que distingue hoy a los cantantes jóvenes de Cuba? ¿No sientes que se está perdiendo el atributo aquel del cantante soinero, pregonero, y hoy ha tomado más relevancia el cantante ‘bonitillo’?
El instrumento de la garganta -que es el arma de los cantantes o una de las armas más valiosas de los cantantes- es el timbre. Lo primero que puedes descubrir en un cantante es el timbre y no solo hoy sino en todos los tiempos. Después es importante el estilo, formas de canto y el nivel interpretativo. Hoy hay algunos cantantes que son más fácil de distinguir, pero pienso que estamos en un momento en el que hay muy buenos cantantes y lo que sí considero es que a veces falta producción y es fundamental para que un cantante pueda desarrollar su trabajo.
También hay exigencias del mercado…
El mundo ha ido cambiando y la música de ello no se despega. Y sí, hay una búsqueda indiscutible de imagen, pero yo pienso que cada agrupación, cada director tiene su libreto. En Salsa Mayor, lo ideal es un cantante que a la vez cuide su imagen, pero que, por encima de todo, cante.
El Festival de la Salsa en Cuba ha generado buenos comentarios. ¿Estás satisfecho?
Este festival era muy necesario, especialmente en un país como Cuba donde todos estamos convencidos y claros que ha sido la madre de este tipo de música, la madre y el padre de este tipo de música y de muchos géneros más. Somos un país muy musical, y el festival creo que ha dado la muestra al mundo de que este sigue siendo nuestra música y de que hay público y seguidores para seguir defendiendo esta música y nuestras raíces.
¿A cuántas personas estuvo reuniendo el festival a lo largo de la semana?
Diariamente una media de 20 mil a 25 mil personas. Pero lo más importante es que el festival es muy necesario en este momento no solo para Cuba sino para los que defienden este tipo de música en el mundo. Ya hemos tenido la visita de diferentes artistas de Puerto Rico y Estados Unidos. Si la pandemia lo permite tendremos el festival del 23 de febrero al 28 de febrero del 2021. Pero todo esto, si la vida lo permite, si no tenemos que mover la fecha o hacer algún cambio.
¿Llevas la cuenta del número de países que has visitado y qué lugar aún lo tienes pendiente?
Fíjate, que van más de 90 países del mundo. Hemos vivido momentos en donde la gente coreaba nuestras canciones y nosotros ni nos oíamos. Pienso que tal vez me gustaría pisar el escenario de los premios Grammy algún día y así otros festivales. Pero, la verdad, no vivo pensando en eso, yo me concentro en hacer la música que me gusta. Pienso mucho en no quedarme por debajo del trabajo que ya hemos realizado. No podemos desilusionar a ese público que ha confiado en nosotros.