Meñique, a tres años de un concierto que hizo historia en Perú
Meñique, el sonero de 82 años de edad, no la pasa muy bien. Su salud está resquebrajada y ya se armó más de una vigilia en las redes sociales con la expectativa de su pronta mejoría.
Por: Martín Gómez
Hace tres años Miguel Ángel Barcasnegras o sencillamente Meñique alborotó a los salseros limeños. Llegó al salón Poseidón, del barrio de Lince, y armó una sesión inolvidable de salsa y mambo. En la previa de esa noche –del sábado 13 de octubre–, el cantante panameño había animado un congreso de baile en el hotel Westin. Horas más tarde se encontraría con su gran público: bailadores, coleccionistas y salseros de los distintos distritos de Lima.
Carlos Loza, el mítico ‘Caribe Soy’, desde su mesa me contaba que había esperado mucho tiempo para esta presentación. “Hijo, lo de Meñique en Lima es histórico, carajo. A nadie se le había ocurrido traerlo”. Ese día, Carlos Loza gozó. Y ese entusiasmo se trasladó a varias de las mesas. Padres e hijos con la misma expectativa (don Lolo Mendoza y su hijo Farhi, por ejemplo).
Luego de las 2.30 a.m. llegó el cantante. De impecable traje y zapatos de mambo, Meñique se anunció con su cantó y una diana que seguramente habría puesto a danzar hasta a los dioses de la mitología griega. Por algo no estábamos en el Poseidón. Y así, poseídos por esa conexión de Meñique y su público, el mambo nos trasladó a los maravillosos años de Tito Puente y Charlie Palmieri.
Arnaldo Aliaga, promotor del espectáculo, comprobaba que el esfuerzo había valido la pena. Aunque la inversión, como él mismo detalla, no fue recuperada. “De todos modos, yo me quedo con el orgullo de haber gestado esta presentación de Meñique en el Perú. Hoy que él está pasando por un delicado problema de salud, recuerdo con más cariño esta fecha”.
Meñique tuvo el respaldo de la Orquesta Vaya, que contó con el maestro Wilson Torres en la trompeta. El músico boricua, por esos días, estaba radicado en Lima y fue preponderante en la sección de vientos. La agrupación, dirigida por el pianista Omar Basallo, hizo una impecable presentación. Uno de los momentos estelares fue cuando César Vega, el Sonerito de Huacho, que estaba en los coros, fue invitado por Meñique para acompañarlo en el soneo. Dos generaciones y un sentimiento. Vega hoy es una realidad.
¿Qué temas sonaron? Varios. Pero “Con salsa y sabor”, “Con el quinto y la conga” y “Niña y Señora”, sin duda, son algunas de las canciones que recordamos con mayor cariño. Esa noche, un salsero me dijo en la barra: “es increíble la voz de Meñique. Ha hecho un pacto misterioso. Tiene su voz intacta”. Y parecía un poco de eso y de aquello.
Una pausa para seguir en el bembé y aparece Gabriel Ledesma, actor invitado por Arnaldo Aliaga. Estaba vestido con un look setentero y pretendía emular a don Izzy Sanabria, personaje de las mil y una noches en las movidas de Nueva York. Risas, bromas, competencia de baile. Es decir, todos esos ingredientes que se conocen al revés y al derecho los salseros de la mata. Muy bueno lo de Gabriel.

Al final del concierto, la fiesta se trasladó a los pasillos del Poseidón. Salseros con sus Lps y el autógrafo soñado. Emociones que cada uno atesorará en el recuerdo. Guillermo Avendaño, periodista de trayectoria, por ejemplo, se lució en un baile con doña Esperanza, la esposa de Meñique. Y el Poseidón es una fiesta de hermandad. Y Meñique decide quedarse hasta el 22 de octubre porque le gustó Lima. Y un cebiche o un lomo saltado hacen la diferencia. Y pernoctó en Cieneguilla, en casa de la familia Usquiano Salazar. No imaginó cosechar tantas buenas amistades en Perú. Y son esas mismas amistades que hoy, en octubre del 2015, esperan la recuperación del sonero de Panamá. ¡Ataja!
EXCELENTE Y MUY GRATA PARA LOS AMANTES DE LA SALSA Y DEL AGRADECIMIENTO…
Gracias, Carlos Alberto.