Murió Tito Zubiaga, el chalaco que se ganó el cariño de las estrellas de la salsa
Tito Zubiaga fue compositor, cantor de boleros, maestro de ceremonias y amigo de importantes artistas boricuas, especialmente de quienes pertenecen a la vieja guardia. El lunes 24 de junio falleció en los Estados Unidos.
Su nombre figura como compositor del tema ‘No me pregunten por Linda’ interpretado por Daniel Santos. También le compuso a Vicentico Valdés el bolero ‘Dónde está mi corazón’. Trabajó para Yayo El Indio, tuvo una gran amistad con Raúl Marrero y se hizo compadre de Ismael Miranda. Nos referimos a Tito Zubiaga, el chalaco que en la década del setenta vivió entre Nueva York y Puerto Rico. El mismo que cuando se enteró que Ismael Miranda vendría por primera vez a Perú para sus presentaciones a la Feria del Hogar no escatimó en realizar una pausa en sus actividades y venirse a Lima. Ismael, aquella vez le bromeó, “oye tú vas abrir mi show cantando unos cuantos boleritos”. Tito, feliz, le hizo caso.
Héctor ‘Pichie’ Pérez, el legendario cantante ponceño, recuerda que conoció a Tito precisamente en aquel concierto de Miranda en Lima. Luego se volvieron a ver en Puerto Rico, en las tertulias musicales de la Parada 15. “Una vez me llevó a su casa y me hizo escuchar el bolero ‘Dónde estás mi corazón’ cantado por Vicentico. A mí me encantó. Le ofrecí que lo grabaría cuando tuviera mi propia orquesta”. En esa época ‘Pichie’ era parte de la Sonora Ponceña. Pasaron varios años y cuando ‘Pichie’ grabó su disco como solista cumplió lo prometido. ‘Dónde estás mi corazón’, composición del peruano Tito Zubiaga, figura en versión de salsa y bolero dentro de la producción que Pichie tituló ‘El sonero del bailador’, editada en el 2016. “Tito no me llamaba Pichie, me decía Pichirilo”, recuerda el cantante, aún conmovido por la triste noticia que le dio el hijo de Tito, Juancito Zubiaga Báez.
Los momentos estelares en la vida de Zubiaga deben ser muchos y él se los ha llevado para siempre. Sin embargo, hay un capítulo en su vida que cualquier melómano de carne y hueso le debe envidiar. Tito Zubiaga fungió de maestro de ceremonias en aquella producción que su tocayo Tito Rodríguez grabó en vivo en el restaurante El Tumi. Willy Porras, historiador salsero, nos cuenta que Zubiaga era muy amigo del dueño de El Tumi, quien era fanático de Tito Rodríguez y a quien se le ocurrió montar un espectáculo estilo Nueva York y con Tito Rodríguez como artista estelar. Porras asegura que a principios de 1971 llegaron a Lima los dos Titos y así se diseñó aquel show que luego se llevó al acetato y sirvió para conmemorar los 25 años de ídolo de Puerto Rico. “No se presentó en ningún otro evento. La producción debió adecuarse a las reglas de juego del gobierno militar. Un 30% de los músicos tenían que ser peruanos. Tito Zubiaga desde la locución respaldaría aquello presentando al pianista Lucho Macedo como director de la orquesta, pero en realidad el trabajo –si mal no recuerdo– recayó en el maestro Vitín Paz”, asegura Porras.

Es que son tantas las historias que se ha llevado Tito Zubiaga. Pedro Brull, el cantante histórico de La Mulenze, no se cansa de hablar de su caballerosidad y carisma. “En los años 80’, yo lo encontraba a menudo en la Parada 15. Ahí nos reuníamos todos, hacíamos bochinche. Los compositores bromeaban sobre quién era mejor que otro. Pero había un ambiente de amistad, cariño, sin malicia. Tito además de compositor también cantaba. Aquí le llamaron el Barón del Bolero. A mí me ha pegado mucho su muerte. Siempre lo voy a recordar”. A través del teléfono se percibe la tristeza del exsonero de La Mulenze.
En 1973, Yayo El Indio edita el LP ‘Simplemente Yayo’. En el disco incluye temas de Raúl Marrero, Bobby Capó, Javier Vázquez y, como no, de Tito Zubiaga. El tema que le grabó a Tito se llamó ‘Motivo de risa’. En 1976 llegaría el larga duración en el que se reúnen Daniel Santos y Yomo Toro. Allí el Inquieto Anacobero canta ‘No me pregunten por Linda’, autoría de Tito Zubiaga. Willy Porras recuerda que luego de ello hubo una polémica por la autoría de dicha canción. Daniel Santos la reclamaba como suya. Sin embargo, todo el entorno de Zubiaga sabía que el tema era del peruano. Al final, el disco salió prensado con las referencias de Zubiaga. “Hace unos tres años hablé con él por teléfono”, refiere Willy. Pero por diversos motivos no se pudieron reencontrar.
La obra de Tito Zubiaga se ha quedado afincada en el Caribe. Sus andanzas entre Nueva York y Puerto Rico permanecerán en el recuerdo de quienes lo conocieron. En el Callao, los salseros de la vieja guardia seguramente saben de quien hablamos. La nueva generación de salseros peruanos deberían estar orgullosos de Tito. Llegó antes que muchos a ese círculo musical que muchos anhelan. Willy Porras dice que Tito fue el primer amigo peruano que tuvo Héctor Lavoe. Entre boleros, sones y pregones, Tito y Héctor ya se deben haber encontrado. Y seguro ya brindaron por Santurce, el Bronx o el Callao.