Dejen que llore en silencio…
En el laberinto de la vida, el final nunca es predecible. Por eso, en unos minutos más, cuando La Selecta de Puerto Rico le rinda honores de despedida a su director Raphy Leavitt, no habrá modo de medir la tristeza del cantante símbolo de esta agrupación boricua: Sammy Marrero.

Por: Martín Gómez
Es que pocos adivinaban que Raphy se marcharía tan pronto. Incluso, se mencionaba de un probable concierto de la orquesta antes de fin de año en Perú. Y, precisamente, cuando algunos ya se frotaban las manos para recibirlos, nos cae la noticia como un baldazo de agua fría. Sammy tendrá el supremo encargo de entonar su canto frente al féretro de su director, amigo y hermano. Quizás, él nunca imaginó este escenario, ni cuando se vestía de ‘Payaso’ para contar las miserias de aquella famosa canción. Y estos dos ojos, ya están llorando.
En los últimos días, Sammy ha sido uno de los más solicitados por los periodistas. Eso también sirvió para que muchos nos enteremos que hace apenas dos años perdió a una de sus hijas. Este es el segundo golpe que recibe Sammy en tan poco tiempo. Primero, la hija. Y ahora el amigo. “La Cuna Blanca”, sin duda, sonará más triste que nunca. Quienes no asimilamos lo ocurrido, pensamos que todo esto es solo un verso trágico.
El coliseo Roberto Clemente, a esta hora, es visitado por los admiradores de La Selecta y los medios internacionales ya publican las fotos de las primeras incidencias. Ha sido muy emotivo ver a don Rafael Ithier, director del Gran Combo de Puerto Rico, abrazar a doña María Barreto, la viuda de Raphy. Las fotos dan la vuelta al mundo y el momento del toque La Selecta se acerca. Edgard Nevárez, director a cargo de la orquesta, ya debe haber seleccionado los temas esenciales para esta noche, acaso la noche más triste que se ha vivido en Puerto Rico desde la muerte de Cheo. Permítanme llorar en silencio.