Rafael Lam: «El baile es el espejo musical de un país»

Con esta columna, el cronista cubano da inicio a una serie de colaboraciones para Salserísimo Perú. A esta la hemos denominado «Cartas desde La Habana», donde conoceremos más sobre la cuna del son.

Por: Rafael Lam

Se dice que los cubanos están entre los mejores bailadores del mundo. Desde luego, hay mucho negro en Cuba. En la época de la colonia arribaron más de un millón 400 mil negros esclavos provenientes de África, que trajeron consigo una fuerza rítmica increíble.

En sí el público cubano es muy bailador. En la época de la colonia, en una ciudad de unos pocos miles de habitantes, habían cincuenta bailes en un pedazo de La Habana.

Ya para la década del cincuenta, en pleno éxtasis del mambo y el chachachá, habían cientos de salones de distintos estamentos sociales. Lo que demostraba desde ya que el cubano es muy bailador.

Casino y despelote

Se dice que en la década del cincuenta se inventó lo que hoy es conocido como el baile de casino, que está conformado por acrobacias y vueltas en pareja. Ese mismo baile que hoy se impone en Europa y otros lugares del mundo.

Pero en la década del 80, la orquesta Revé impuso lo que se llamó el baile del «despelote», que se caracterizaba porque las mujeres bailaban y giraban como si negras africanas, con la lengua afuera y las manos en el aire.

El nombre surgió porque durante los conciertos el cantante Alfonsito de la orquesta Revé gritaba muy frenético: «se formó el despelote». También creo que influyó el poco espacio para bailar, eran miles, no había el espacio de antes.

¿Adiós al baile en pareja?

Otro tipo de baile reciente es la timba. Es de origen africano y su estilo de música rumbeada invitaba a la gente a bailar libre.

Ya se acabó el baile en pareja, se ha criticado mucho eso pero la timba, al igual que el despelote, es un baile como cualquier otro.

En África no se baila en pareja como en Occidente, allí se baila suelto. A mí, particularmente, me gustaba más que el casino porque la gente bailaba como le daba la gana.

Ver un espectáculo de timba incluido baile en la década del noventa no lo cambiaba ni por Alicia Alonso junto al ballet clásico. A mí no me interesaba eso. Lo que me interesaba era ver al pueblo bailando, porque en el baile se ve cómo es un pueblo, es el espejo musical de un país.

El que quiera saber cómo es Cuba tiene que ir a Salón Rosado de La Trópica o al Tropicana. Salserísimo Perú lo vivió a inicios de año en el concierto que se hizo en la tribuna antiimperialista. Vió cómo la gente bailaba enloquecida en éxtasis y frenesí colectivo. Eso es todo.

Concierto de Adalberto Álvarez y su Son en la Tribuna Antiimperialista, a inicios de año. (Foto: Adalberto Álvarez)
Concierto de Adalberto Álvarez y su Son en la Tribuna Antiimperialista, en La Habana, inicios de año. (Foto: Adalberto Álvarez)
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