‘Yo no me llamo Rubén Blades’: el Poeta de la Salsa por dentro
El documental dirigido por Abner Benaim fue aplaudido por los asistentes a la proyección realizada anoche en el Cineplanet Alcázar. La exhibición fue en el marco del Festival de Cine de Lima.

Por: Antonio Alvarez Ferrando
Cuando no está de gira, Rubén Blades va al gimnasio, tiende su cama, limpia la casa y saca la basura. Luego de las giras, su esposa Luba Mason procura ponerle los pies sobre la tierra: en casa eres uno más de nosotros y tienes que apoyar en los deberes. Pero aún así, Blades no deja de ser el Poeta de la salsa. Siempre está pensando en crear, también ahora con 50 años de carrera en la música.
Pero contrario a lo público de sus personajes, el panameño ha procurado mantener su vida en reserva. Eso es algo que reafirma cuando en un momento del rodaje de ‘Yo no me llamo Rubén Blades’, el equipo dirigido por Abner Benaim, ingresa a su casa en el barrio Chelsea, en el lado oeste de Manhattan, en Nueva York.
“Yo no dejo entrar a nadie aquí. Así que ustedes serán los primeros y los últimos”, advierte el panameño sin titubeos. Pero la pared de seriedad que erige ante sus invitados es derrumbada por la experiencia de Benaim quien, con maestría, logra que el cantautor muestre y cuente detalles de su vida como si de una canción se tratara.
Uno de estos momentos se aprecia cuando Blades entra en un almacén donde conserva desde juguetes e historietas de su niñez hasta su carné de universidad y recuerdos de sus inicios en la salsa cuando trabajó como mensajero de Fania. El Poeta confiesa que entre esas cuatro paredes olvida todo y alcanza la paz.
El documental, de 90 minutos de duración, transcurre entre Ciudad de Panamá y Nueva York. Incluye la visita a los barrios donde creció y al edificio de Manhattan donde funcionó la oficina de Fania, donde su creatividad tomó forma y alcanzó la popularidad mundial con producciones como ‘Siembra’ y ‘Maestra Vida’.
“Fania nos dio la oportunidad pero a la vez nos esclavizó y no nos dio el derecho que merecíamos”, dice ante cámaras.

Durante la cinta, opina sobre su amistad con Lavoe, su junte con Willie Colón y lo que significó ‘Siembra’, habla de Paula C, de sus padres, de su abuela, de su hijo y su nieta, de la crónica social en la salsa y, cómo no, de política.
Uno de los momentos que convierten a ‘Yo no me llamo Rubén Blades’ en un documento histórico es cuando se hace entrega de una serie de objetos originales de propiedad de Blades a la Universidad de Harvard.
La letra de ‘Pedro Navaja’ escrita en una servilleta, los borradores de ‘El cantante’, ‘Amor y control’ y el boceto original de la portada del disco de ‘Buscando América’ son algunas de las cosas que serán preservadas por la prestigiosa casa de estudios.
«Todo el material entregado a Harvard es original», confirmó Abner Benaim a Salserísimo Perú mientras se redactaba esta crítica de la cinta.
Aunque no ganó en ninguna categoría del Festival de Cine de Lima, ‘No me llamo Rubén Blades’ reafirma el talento del panameño Abner Benaim como documentalista. Algunos de los espectadores que se dieron cita anoche a la penúltima proyección del documental en Cineplanet Alcázar, cantó, rió, sollozó y terminó aplaudiendo de pie.
Si bien en ciertos momentos el trabajo de cámara sufre estragos, Benaim apostó por publicar el contenido filmado pues de haberse obviado le hubiese quitado fuerza al documental. Hay detalles que destacar a nivel de postproducción como el montaje, la colorización y la mezcla de sonido.
La hora y media de duración parece corta dada la obra musical del panameño, la cinta logra su objetivo: que la verdad de Blades quede sentada en primera persona y que, luego de su muerte, el tiempo y otras voces no se encarguen de trastocar la realidad.
La cinta será expuesta en el marco del Festival de Cine de Lima por última vez este 14 de agosto en el Cineplanet Alcázar desde las 21:30 horas.
