El disco de vinilo o un CD… ¿cuál suena mejor?

Los melómanos deben haber debatido muchas veces alrededor de esta pregunta. En la siguiente columna, Marco Gozar, experto en archivos y coleccionista, ensaya una primera hipótesis.

Marco Gozar en el laboratorio musical de Primoroso Cantar. (Foto: Marco Gozar)

No toques ese disco compacto. Seguro esa súplica la hemos escuchado más de una vez. En realidad este mandamiento de la religión de los oídos de titanio va más allá de los desdichados discos compactos o CDs, pues se extiende hasta su ‘quinta generación’, comenzando con el mp3, por citar una referencia más conocida, y terminando con cualquier formato que, aunque esté recién salido del horno, no sea analógico, por lo que en el fondo la bronca es contra todo lo que sea digital. ¡Qué lío!

No sé quién inventó este mandamiento ostensiblemente a favor de los discos de vinilo, pero asumo -piensa mal y acertarás- que lo debió inventar un coleccionista de discos de vinilo que no tenía CDs o tenía pocos CDs en su colección musical. O quizás fue la planificada invención de un vendedor de discos de vinilo muy avezado en los trucos de marketing. Lo más probable es que de ambas cremas.



Pero, dejando la metáfora y apartándome de teorías de la conspiración, mi socio Dante diría “de la constipación”, aquí subyace una pregunta de fondo: ¿suena mejor un disco de vinilo o un CD? Por suerte esta pregunta es un excelente pretexto para desarrollar un par de temas que no están suficientemente desarrollados (¿por intereses personales y/o comerciales?), y aunque no muchos tengan las agallas de poner las cosas claras, les daré mi sonora versión. ¡Música, maestro!

Para comenzar, la pregunta “¿suena mejor un disco de vinilo o un cd?”, tan directa pero tan amplia, es una pregunta mal formulada. Seré más melódico: es una pregunta que, ab initio, padece de un desenfoque elemental pues asume y presume que necesariamente alguno de estos formatos debe ser mejor que el otro, sin tener en cuenta que no todas las crías son siempre iguales, ni cuando pare una preñada hembra ni cuando se producen los benditos discos de vinilo ni los CDs.



Y aquí se origina el primer escollo, pues se dejan de lado elementos que deben tenerse en cuenta para que la pregunta base pueda tener sentido práctico y sobretodo respuesta o respuestas que sean útiles.  ¿Y cuáles son estos elementos que no se toman en cuenta? Menciono solo un par: no se menciona cómo o con qué se va a medir la calidad sonora ni tampoco se dice nada sobre los criterios objetivos que se van a utilizar para determinar lo mejor a nivel sonoro.

Y es que, si bien es cierto, tanto el disco de vinilo como el CD cuando son reproducidos tienen unas características sonoras específicas que de manera general los identifica y los individualiza, en la vida real nos encontramos con no pocos casos en los cuales, cuando reproducimos un disco de vinilo o CD, estas características sonoras específicas no se dan o se dan de manera limitada, parcial y hasta con fallas. ¿Pero por qué sucede esto? ¡Vamos al primer solo de boca!

(CONTINUARÁ)

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