Tomás Oliva: «De todos sus conciertos recuerdo más el de Barrios Altos»
El trompetista peruano acompañó al Bárbaro del Ritmo durante su visita al Perú.

“Cuándo Benny se vaya, cuando muera, ¿quién va a reemplazar a ese hombre? Hasta ahora creo que nadie”, se pregunta y responde a sí mismo el trompetista Tomás Oliva, en una de las mesas del restaurante del Hotel Bolívar de Lima.
En sus palabras, haber acompañado al Benny durante su gira por el país en 1958, es sin duda una de las más grandes hazañas musicales del experimentado músico peruano, que de por sí son muchas.
La aventura empezó cuando recibió la llamada del músico panameño Armando Boza para que acompañe a Lolé Molina en las trompetas para las presentaciones en Radio la Crónica y Radio Nacional.
“Una vez nos presentamos en el teatro Francisco Pizarro de la plaza Italia, en Barrios Altos. Un lleno total. Mi mamá, que estaba ahí, me cuenta que cuando yo tocaba la entrada de ‘Cómo fue’ y Benny me mandaba besitos en señal de aprobación. Fue impresionante”, cuenta.

Pero esas no habrían sido las únicas veces que compartió con el Bárbaro del Ritmo. Según Tomás Oliva salieron contratos para acompañar al Benny incluso en el interior del país.
“Al Benny nunca se le subieron los humos, era un tipo cheverísimo y muy bromista. Me acuerdo que cuando jugábamos póker, él sacaba un cuchillo, lo ponía en la mesa y decía: ‘para que nadie me haga trampa’, advertía, y todos nos reíamos».
Tomás Oliva, de 83 años, recuerda que el cubano gustaba mucho del Whisky y que bebía media botella antes de empezar el show y la otra mitad antes de iniciar la segunda parte del espectáculo.
“¿Cómo no se iba a morir el Benny si tomaba duro?, aunque en Estados Unidos decían que él no murió de cirrosis, sino que unos matones le rompieron el hígado a golpes porque él estaba contra Fidel. Eso me lo contaron dos cubanos viejos en Nueva York”, comentó.
Luego de una suculenta parihuela acompañada de un pisco sour, Tomás Oliva hace una pausa y dice:
“Lo único que no me gustó del Benny es que yo estaba sentado en el bus que nos llevaría al norte. Los músicos nos habíamos emparejado con las bailarinas y la mejor hembra del grupo dice: ‘yo me voy con Olivita’, y se sentó conmigo. Era un mujerón. Yo estaba contento, ya tú sabes. Cuando ya estábamos por arrancar sube el Benny y le dice a la muchacha: ‘tú misma eres’, y se la llevó. Bueno, es Benny Moré, dije. Qué iba a hacer, Benny era la estrella”.