El sabor barloventeño de Veruska Verdú

La cantante venezolana lleva un año en el Perú. Actualmente, realiza presentaciones con La Malanga y también está colaborando con Tito Manrique.

Cuando Veruska dijo que no iba a seguir con sus estudios de Administración de Empresas su mamá puso el grito en el cielo. Por favor, qué le pasa a esta niña. Papá José Ramón, por el contrario, comprendió. “Si eso es lo que ella quiere…”



Veruska creció en La Balsa, un pueblo del Estado de Miranda, en Venezuela. Pero desde el año pasado vive en Surco Viejo en Lima. Canta salsa y también boleros. Explora la música afroperuana y encuentra similitudes con el sonido afrovenezolano. Eso la emociona. Encuentra conexión. Nos habla del misticismo y energía de Juan Medrano ‘Cotito’ en el cajón. Es que justo está trabajando con Tito Manrique y esa puerta abierta le ha servido para conocer más la música peruana, el criollismo, el valse. Ella está feliz.

La salsa va en paralelo. Participa en la delantera de La Malanga, la orquesta de salsa dura que dirige el trombonista Fernando Flores. Tiene palabras elogiosas para los correctos muchachos que integran esa orquesta. Solo espera que en algún momento Flores pueda incluir en el repertorio el tema ‘Taita bilongo’, que se muere por cantarlo en Lima.



A sus 26 años, Veruska ya quemó varias etapas. Ha colaborado con una infinidad de grupos y en su país estuvo trabajando con don Alfredo Naranjo, una eminencia en la escena salsera.

¿Qué significó trabajar al lado del maestro Naranjo?

Fíjate. Es una persona que me brindó la oportunidad de conocer un poco más el medio musical. Ha hecho que mi voz se escuche no solo en Venezuela sino en el extranjero. Es de los maestros que te hace ensayar 20 mil veces una canción para que salga bien. Músico al fin, maestro al fin.



Tenías 14 años cuando viajaste a Gambia.

Sí, yo acababa de ingresar al grupo Ritual Negro, de  Barlovento, y como a la semana les salió el viaje. El director me llamó, mis padres dieron el permiso y así hice mi primer viaje, y muy lejos. Quedé impactada con Gambia. Regresé a casa con algo en el corazón. No sabía si era alegría o tristeza. A nivel musical me sentía que estaba en el patio de mi casa. Escuchaba alguna señora cantando y me parecía una vecina. Me remonté a los años de la esclavitud. Me impactó ver la realidad de ese otro pedacito de mundo.

¿Hay algo musical que recuerdas con mayor nitidez en tu infancia?

Las parrandas que organizaba mi abuela. Siempre era para fines de año porque coincidía con el cumpleaños de mi hermano. Mucha música y comida. También los boleros en noches de luna. Esa es  una tradición que se mantuvo en la casa. Uno tocaba el cuatro y otro cantaba boleros. Yo era la única niña. Así quedé enganchada con el bolero y la salsa.



Entendemos que la situación en Venezuela hoy es muy difícil. Sin embargo, en medio de ello hay un trabajo que se hizo con la música. Tú perteneciste al Sistema Nacional de Orquestas…

Sí, claro. Yo estuve en la Orquesta Latino Caribeña Simón Bolívar. Hay que reconocer el trabajo del maestro José Antonio Abreu. El sistema es patrocinado por el Estado. Pero apartando lo político, creo que debemos mantener el Sistema Nacional de Orquestas y no dejarlo morir por ninguna circunstancia. Mi generación ha disfrutado de los beneficios del sistema. Hay que dar esa oportunidad a los chamos que vienen creciendo. En Venezuela hay mucho talento.



Mientras tanto…

Bueno, todos vinimos a trabajar para poder ayudar a nuestras familias. Mi mamá me dijo: “quédate en Perú….”. Es que en Venezuela iba a ser muy difícil hacer lo que hoy hago aquí. Ahora me estoy dando a conocer y poco a poco van saliendo las cosas.

Háblanos de tus influencias en la música.

En lo caribeño, definitivamente, Celia Cruz. Pero yendo más atrás y a mis raíces, sin duda, Betsayda Machado.



¿La conoces personalmente?

Sí, cuando la miré lo hice como quien mira a Dios. Tiene una grandeza incomparable. Yo la admiro mucho. Su pueblo queda al ladito del mío. Ella ha realzado nuestra cultura. Yo como barloventeña me enorgullezco.

¿En qué piensas cuando estás en la tarima inspirando?

Me gusta tener una conexión con los músicos, con el bajista, con el conguero, con los trombonistas. Que haya una conexión y que la gente se contagie de esa energía. Hay que gozarse en la tarima. Que la gente te baile. Que todos se vayan felices a sus casas. No tengo un pensamiento individual jamás.



La salsa necesita de jóvenes que apuesten por lo suyo, pero que respeten el trabajo que hicieron los mayores

Nosotros como jóvenes, como generación de relevo, tenemos que ver cómo los mayores han hecho sus cosas. Las orquestas no deben basarse en solo leer el papel. El músico debe ser creativo. El músico tiene que dar nuevas ideas, así también la orquesta crece. Porque si tienes un músico que propone algo nuevo, entonces el que está al lado también se va motivar y creará lo suyo. Eso hace crecer a las orquestas.

Ya debes tener varias anécdotas en Lima…

(risas) Fíjate que cuando llegué me colocaban mucho la música de Cosa Nuestra. Y cuando oía el tema ‘Aparentemente’ en la voz de Carlos Mosquera, me decía: “algún día voy a conocer a ese señor…”. En la casa donde estaba me decían: quédate quieta que ese señor trabaja con Tito Manrique (a quien todavía no me habían presentado). Resulta que en diciembre hicimos un concierto de boleros y Alberto Valle me pregunta si quiero invitar a alguien a mi show. Yo le digo si conoce al señor Mosquera y Alberto me dice: “pero si él es como mi hermano…”. Días después estábamos cantando juntos. Al llegar a casa les dije: “vieron que sí se podía”.



Hoy incluso estás trabajando algo con Tito Manrique

Sí, estoy haciendo un pequeño trabajo con Tito Manrique. También está el maestro Cotito, Manongo Mujica. Estoy ahí dentro de ese grupo súper importante.

¿Qué opinas del ambiente salsero en Lima y Callao?

La gente del Callao es rumbera. Allí siento más intensidad. La gente habla de los músicos, las grabaciones, etc. En Lima hay salseros, pero no tanto como en el Callao. Al menos, eso es lo que he visto. Pero, además, en toda la ciudad hay muchísima actividad. Eso es buen indicio. Los locales están a full.



¿Sientes que ya te están reconociendo en el circuito local?

Bueno, la gente a veces pregunta quién es la morena barloventeña. Algunos dicen que tengo algo de Celia Cruz (risas). Pero allí estoy, dándome a conocer. Estoy aprendiendo mucho de ustedes y también aportando con lo poco que sé.

Veruska Verdú, a ritmo de clave, confesó que se siente feliz en nuestro país. (Foto: Daniel Alvarez F.)



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