Yova Rodríguez: el mensajero de la salsa le canta al Callao
El cantautor boricua nos cuenta detalles de su salsa ‘Chim Pum Callao’, de su amistad con el sonero Luisito Ayala y de sus deseos de independencia para Puerto Rico.

Por: Martín Gómez
Cuando a Yova Rodríguez le hablan del Callao siente una emoción especial. No la entiende muy bien de dónde, pero la siente. Sus amigos, Herman Olivera, Edwin ‘Caneca’ Rosas, Gilberto Colón y Nelson Jaime Gazu, siempre le han hablado maravillas del puerto peruano. Quizás eso ha alentado para que él se vaya formando una idea de lo que pasa en este lado de Sudamérica. Así nació “Chim Pum Callao”, tema con el que reafirma su talento y su calidad para componer. Y él quiere cantarlo a las orillas de la playa Cantolao o en la céntrica avenida Saenz Peña. Le preguntamos por qué. Es que sus amigos músicos en Nueva York le han dicho: “Lo importante no es llegar al Perú, sino llegar al Callao”.
Luego nos cuenta que la primera vez que lo hizo público fue cuando conoció a Luis Jiménez, melómano peruano radicado en la Gran Manzana. “Fue en el Barrio Music Center y se lo canté en presencia de José Mangual Jr. La segunda vez que lo presenté fue en una reunión en mi apartamento, con Luis y Carlos Jiménez, pero además estaba una visita especial desde Lima, Giovanni Ríos, quien quería conocerme, pues era fanático de mi canción «Batalla de Amor».
Ese mismo día llegó a mi casa el maestro Eddie Montalvo y también estaba mi amigo Willy Porras. Así, ante esa ‘asamblea peruana’ les pedí que aprobaran o desaprobaran el tema. Ellos me agradecieron por la letra. Eddie me dijo que se la deje grabar, pero pasó el tiempo y no hubo ningún acercamiento. Así que me tocó grabarla por mi cuenta. Esa es la historia”, cuenta Yova.
El boricua entra al detalle cuando narra sus historias en la música. Vive dentro de ella y para ella, sin desconectarse de la realidad de su Puerto Rico. Por eso también habla con firmeza de aquello que, en su opinión, necesita su país: la independencia. Para Yova, la situación de la Isla merece más de una reflexión. Afirma que siempre ha observado con interés ese lado de la política.
“Cuando en el 2010 llegué a Nueva York, con quien más conversaba acerca de estos temas era Luisito Ayala. Fuimos grandes amigos. Él me contó que le tocó vivir muy duro. Sufrió un doble racismo. Primero por ser negro y, segundo, por ser puertorriqueño. Una vez se organizó un baile profondos para la liberación de nuestro preso político Oscar López Rivera y él se ofreció a cantar gratis. Le agradecí mucho. Pero le pagué, pues había fondos. Así era Luisito”.
Le pregunto cómo se enteró de su muerte. Y Yova cuenta: “Eso fue increíble. Nelson Jaime Gazu me llamó en la madrugada para darme la noticia. Me dijo: “Yova, estás bien”. Y le respondí qué pasó. Solo contestó: “Se nos fue Luisito…”. Fue un baldazo de agua fría para Yova. De inmediato recordó todos los momentos que los unió, en especial los consejos que Luisito le daba: que no beba mucho, que se cuide porque aún es joven.
Luisito era un ser humano bien celoso con su trabajo. «Muchas veces me comentaba lo mal que se sentía en cuanto a oportunidades musicales, pero no se amilanaba. Era músico y empresario. Si pasaba el tiempo y no lo llamaban, él mismo armaba el baile. Eso era de admirar. Fueron muchas las ideas que quedaron sobre el tintero”, comenta con una tristeza que aún golpea.
Pero hay que seguir adelante. El cuarto disco de Yova Rodríguez y su Sakao-Aka debe concluirse pronto. Él se mueve con optimismo en la Gran Manzana. «Me quedaré» ha sido el primer corte de esta nueva producción y le ha ido bien. Ahora entra a tallar con «Chim Pum Callao» y se espera una aceptación similar. Yova es un artista boricua que canta, que compone, que sueña, pero que pisa tierra. Y espera que sus anhelos se vuelvan realidad. En el Callao, lo estamos esperando.